Una vuelta de tuerca acaba con mis pasos en la Villa madrileña

Siempre se ha dicho que «quien tiene padrino se bautiza». Así ha pasado siempre y, hoy por hoy, está destinado a que siga ocurriendo. Sin embargo, ya hay 4.701.338 personas que necesitan de la varita mágica de alguien para recibir el bautismo en forma de trabajo bendito. Yo, mientras esperaba que eso ocurriera desde el mes de septiembre, tenía dos opciones: lo que popularmente se conoce como esperar sentado o avanzar. Cuando ya tenía prácticamente la decisión tomada, los acontecimientos dieron un giro inesperado y se produjo el aMADRIDnamiento.

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